Encontrarse en una encrucijada profesional es más común de lo que uno imagina, y muchas veces, basta con una chispa para despertar esa pregunta existencial: ¿Quiero realmente hacer esto toda mi vida? A mí, esa chispa me llegó de la mano de Steve Jobs en su famoso discurso en Stanford. Él hablaba de pasión, de la importancia de hacer lo que amas y de la capacidad de reconocer cuándo estás fuera de tu rumbo. Y aunque este mensaje sigue siendo una gran fuente de inspiración, mi experiencia fue un recordatorio de que dar un salto de fe sin una red de seguridad puede tener un alto precio.
El Momento De La Inspiración: ¿Hacer Esto Toda Mi Vida?
A mis treinta y tantos, tenía una carrera bien establecida en el área de finanzas. Había empezado como cajero en un banco, fui avanzando a supervisor, luego a tesorero, y finalmente me convertí en jefe de administración y finanzas. Mi trayectoria profesional había sido lineal y en ascenso, pero a pesar de todo el éxito, empecé a cuestionarme si realmente quería dedicar el resto de mis días a este camino.
Un día me encontré viendo el famoso discurso de Steve Jobs en la Universidad de Stanford, y hubo una frase que me quedó grabada. Jobs decía que cada mañana, al verse al espejo, se preguntaba: “Si hoy fuera el último día de mi vida, ¿querría hacer lo que voy a hacer hoy?” Si la respuesta era “No” durante demasiados días seguidos, sabía que necesitaba un cambio. Sentí que me hablaba a mí, que me describía mi rutina en el espejo. Así que, inspirado, decidí tomar acción. Sin embargo, lo que no entendí en ese momento fue la gran diferencia entre inspiración y estrategia.
Mi Decisión Impulsiva: Cuando Creí Que Lo Tenía Claro
Influenciado por esa frase de Jobs, mi primer impulso fue buscar un trabajo que me diera más tiempo, un espacio donde pudiera pensar en lo que realmente quería hacer. Decidí cambiarme a una posición con menos responsabilidad, y también con la mitad del sueldo. Para mí, era una decisión lógica: necesitaba tiempo para decidir mi verdadero camino y así recuperar la pasión en mi trabajo.
Sin embargo, el golpe fue fuerte. Pasé de tener un sueldo sólido como jefe de administración y finanzas a ganar la mitad en un nuevo puesto que, si bien me daba más tiempo, no me brindaba estabilidad. Me encontré en una situación en la que había sacrificado demasiado, y aunque eventualmente encontré algo que realmente quería hacer, entendí que el costo había sido alto. El cambio, en lugar de inspirador, se convirtió en una fuente de estrés que no había previsto.
El Error de Interpretación: Lecciones de la Práctica y No Solo la Teoría
Lo que no había considerado es que, aunque inspirarse en los grandes como Jobs es positivo, sus decisiones y las nuestras están en contextos diferentes. Él contaba con la seguridad de sus primeros éxitos empresariales y podía permitirse ese tiempo de introspección. Yo, en cambio, tenía que seguir trabajando para mantenerme y no podía simplemente saltar al vacío sin una red.
Esa decisión me dejó una lección valiosa: no basta con inspirarse en la filosofía de alguien más; debemos adaptar ese consejo a nuestra realidad. Necesitaba un plan concreto que asegurara mi estabilidad mientras me daba tiempo para explorar nuevas opciones.
Cómo Hubiera Abordado el Cambio Hoy
Mirando hacia atrás, me doy cuenta de que pude haber gestionado ese cambio de manera más estratégica. Hoy en día, mi consejo es que, en lugar de hacer un cambio drástico, hubiera sido más efectivo buscar apoyo. Por ejemplo, contratar a un psicólogo o un coach podría haberme ayudado a definir con claridad mis inquietudes y metas, sin necesidad de un cambio radical que afectara mis finanzas.
Además, manejar mejor mi tiempo habría sido clave. Podría haber explorado maneras de hacer ajustes en mi rutina que no implicaran una pérdida de ingresos. En realidad, el problema no era mi trabajo, sino mi forma de enfocarme y administrar mi tiempo. Una vez que hubiera identificado lo que realmente me motivaba, entonces sí, hubiera sido el momento de hacer un cambio, pero esta vez, con una base mucho más sólida.
Reflexión Final: Consejos Para Quienes Buscan Hacer Un Cambio
Cambiar de rumbo no es fácil y, como yo, muchos sienten que hay algo más allá de su trabajo actual que merece ser explorado. Pero mi experiencia me enseñó que el cambio no debe hacerse de forma impulsiva. Debe planearse y adaptarse a la realidad de cada uno. No es lo mismo cuestionarse la vida desde una posición financiera asegurada que desde la necesidad de mantener un ingreso constante.
Así que, si estás en esa etapa donde te cuestionas tu carrera, te recomiendo inspirarte y buscar lo que amas, sí, pero sin perder de vista la necesidad de estabilidad. Un cambio de vida debe ser consciente, progresivo y, sobre todo, bien fundamentado. Porque cuando damos el salto sin una red, puede que caigamos más de lo que esperamos.